Por Horacio Umbídez
Con la buena voluntad no alcanza. La gestión del -como dice Jorge Asís- tercer gobierno radical, está llena de voluntarismo y jueguito para la tribuna. Mientras tanto nada cambia y continúan las metidas de pata, marchas y contramarchas.
Las botas de potro no son para cualquiera. Quedó plenamente demostrado que no es lo mismo conducir una casa en la cual entran docientos mil pesos por mes, que una en la cual solo entran diez mil. Esa es la gran diferencia entre la Ciudad Autónoma y la Argentina. Entre una ciudad riquísima a un país empobrecido.
Venimos de una gestión soberbia, inútil y terriblemente malvada e implacable con sus adversarios. La actual se esta transformando en una gestión soberbia, inútil y terriblemente estúpida.
El haberse asustado con los despidos o remociones en su momento, hoy tiene un costo muy importante para este Gobierno. A nadie del Ministerio de Aranguren se le ocurrió pedir una simulación tarifaria a las distribuidoras de luz y gas. Tampoco preguntar cómo sería la temperatura de este invierno.
Tal vez lo hubiera previsto alguno de los excelentes técnicos que el Cristinismo se encargó de erradicar o jubilar en muchos ministerios o secretarias de Estado.
Actualmente el Estado es manejado por las terceras líneas que nos dejó La Cámpora y Kicillof. Si no se escucha a los que saben y además se entrega la gestión a los que quieren el fracaso a cualquier costo, también se peca de estupidez.
Aplausos, medalla y beso para gestores como Vidal, Stanley, Dietrich, Frigerio y algunos otros que entendieron que nada se puede hacer sin la experiencia que ellos no tienen y abrevan en otros, vengan de donde vengan, y se animan a escuchar…aunque mas no fuera.
Lo contrario sucede en otras áreas de gobierno, donde los errores o la inexperiencia se pagan caros. O con una inflación galopante o con un desaguisado como en el tema tarifas.
La responsabilidad de los funcionarios se ha diluido. Cagatintas en Hacienda y Finanzas retienen expedientes de carácter alimentarios durante meses, total una vez judicializado, el Estado pagará. Lo que ha pasado en ANSES con las malas liquidaciones hechas adrede y los juicios de los jubilados que deberemos pagar, son una muestra de ello.
En mi barrio había un viejo que solía quejarse: «estos muchachos con mi guita hacen maravillas». Lo mismo puede decirse de muchos funcionarios.
Sería bueno que además de la energía, empiecen a cuidar el capital político que es del Presidente.
Y la guita, que es del Pueblo Argentino.