Massa sigue tejiendo; mientras tanto… ¿los demás?

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Este lunes el diputado y líder del Frente Renovador Sergio Massa, se reunirá con el Gobernador de Córdoba, Juan Manuel de la Sota.

El encuentro podría ser decisivo para un acuerdo electoral que, de concretarse, perfilaría al ex intendente de Tigre como el más firme aspirante para las presidenciales de 2015.

No es casual que el “gallego” De la Sota haya rehusado referirse en los últimos días a su futura candidatura presidencial. Cabe recordar que si bien todos los analistas lo consideraban en carrera hasta hace unas semanas, su temor a ser superado por el aparato oficialista en el seno del PJ, lo ha acercado a Massa y no es un dato menor que De la Sota pueda aún aspirar a su reelección en la provincia.

Por el lado de Massa, un acuerdo con el líder cordobés le aseguraría el caudal electoral de uno de los principales distritos del país, el que se sumaría al que ya ha sabido cosechar en la provincia de Buenos Aires con su creciente liga de intendentes; al de Santa Fe a través del Lole; el de J, C. Romero en Salta,  el de Verna en La Pampa, Das Neves en Chubut y Busti en Entre Ríos.

Por su parte el gobierno no parece tomar debida nota de estos datos, o al menos no muestra tener una estrategia para contrarrestar el crecimiento de Massa, con el que ciertamente colabora  toda vez que lo elige como principal objeto de sus ataques -como ocurrió esta última semana-, para preocupación de Macri. Asimismo el oficialismo sigue eludiendo un apoyo decidido a quien hasta ahora aparenta ser su mejor candidato: Daniel Scioli.

El Gobernador bonaerense siempre merece un análisis aparte. Parece mentira que los kirchneristas lo resistan tanto, porque a veces uno tiende a pensar que es un elegido divino, o que tiene los mejores asesores jamás conocidos, o que es un insospechado y genial estratega. No hay manera de que le entren las balas.

Muchas balas son las que ahora se disparan desde ametralladoras que convierten otrora apacibles parajes bonaerenses como Bernal, en nuevas Sinaloas. Pero Scioli no culpa a los medios y a la oposición por la inseguridad. Como si recién se hiciera cargo de la provincia que conduce desde hace casi 6 años, reconoce el problema y se diferencia del gobierno nacional anunciando medidas para combatirlo. Resultado: su imagen sigue casi intacta, lo mismo que con los 15 días del paro docente que tuvo a 3,5 millones de niños bonaerenses sin clases, durante el cual las encuestas mostraron mucho más perjudicados a los docentes, sus dirigentes y hasta al propio gobierno nacional, a quienes se les asignó mayor responsabilidad que al gobernador.

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