Tendrá por objeto delinear políticas públicas tendientes al fortalecimiento de la industria del libro en su conjunto
La comisión de Cultura de la Cámara de Diputados recibió a escritores, especialistas y representantes del sector editorial para comenzar el tratamiento del proyecto de ley de creación del Instituto Nacional del Libro Argentino (INLA).
Según sus fundamentos, la propuesta tiene por objeto fomentar y promover la actividad editorial argentina y todas aquellas actividades relacionadas con la creación, producción y comercialización del libro, así como contribuir a la ampliación del número de lectores mediante el fortalecimiento del acceso democrático, igualitario y federal.
“La idea es avanzar con la incorporación de algunas ideas y aportes para dar el debate de mayor consenso y defender toda la cadena de valor del libro”, expresó Daniel Filmus, presidente de la Comisión y autor del proyecto, durante el inicio de la jornada.
La iniciativa cuenta con las firmas de más de veinte legisladores de los bloques Red por Argentina, Movimiento Evita, Justicialista, Somos, Cambiemos, Protectora y Frente Unidos por una Nueva Argentina.
Asimismo, el esquema propuesto para el INLA combina tres principios: representatividad sectorial y regional, gestión y ejecución de políticas, y eficiencia en el uso de los fondos públicos.
La normativa propone contribuir a la protección de los derechos de autor de los escritores, traductores y editores, mediante el cumplimiento de la legislación nacional y de las normas aplicables en los convenios internacionales. También promueve la presencia y circulación del libro a través de políticas de estímulo a la exportación y traducción de libros argentinos.
Por ello, este proyecto también contó con el apoyo de escritores, investigadores y editoriales que consideran necesaria la preservación del libro.
En ese sentido, la escritora Claudia Piñeiro celebró el debate porque “el libro –destacó ante la comisión- tiene un valor intangible «. Tras contar anécdotas y citar autores, pidió a los diputados que defiendan “la pluma y la palabra”.
«El libro trae de la mano, aunque a veces se nos olvide, justicia e igualdad social. La formación de lectores críticos debe ser una política de Estado», finalizó Piñeiro.
Trinidad Vergara, presidenta y fundadora de Entre Editores, aportó una mirada de diagnóstico de la industria, porque es «la clave para su tratamiento y esta no puede no incluir la revolución digital. Hoy hay una revolución de la industria que no se menciona en el proyecto y toda la cadena borronean sus diferencias», argumentó.
En tanto, Mariano Roca, presidente del Fondo Nacional de las Artes, expresó que se “comparte el espíritu del proyecto para que se logren los objetivos planteados” y se enfocó en cuestiones técnicas al advertir que la iniciativa se “superpone con funciones de otros organismos”. Por ello, solicitó un “mapeo para no duplicar organismos ni presupuestos”.
Gabriela Kogan, asesora de la secretaría de Cultura, sostuvo que los libros son «la confirmación de una Argentina mejor” y aportó datos de encuestas culturales.
De 2013 a 2017 los lectores bajaron de 54% a 44%, más del 80% sabe de la existencia de bibliotecas, el 46% de adolescentes no muestra interés por la lectura, fueron algunos de los aspectos mencionados por Kogan.
La asesora, al mismo tiempo, dijo estar de acuerdo en los propósitos del proyecto, aunque “ya hay organismos que repiten instrumentos”. Destacó que los objetivos deben ser “que los argentinos lean más y que haya una industria editorial pujante con tecnología y conectividad”.
Marcelo Panozzo, secretario de Patrimonio de la secretaría de Cultura, puso a disposición ese organismo como “sede para discutir estas cuestiones y atacar el problema que estamos mencionando”. “Este camino tiene una llegada que es lograr una herramienta que mejore el sector”, puntualizó.
Desde el sector independiente, la editora de libros infantiles y juveniles Raquel Franco dijo que esta categoría «es una de las más dinámicas. En 2018, el 20% del total de la producción de libros fue para este sector pero –se lamentó- el 70% se imprime fuera del país porque no hay políticas de protección».
Franco consideró que “si no hay un apoyo institucional no se fortalecerá el sector que tiene potencialidades y dota de herramientas para la alfabetización”, según estudios que presentó la editora.
El editor Víctor Malumián puso énfasis en la logística, porque la industria editorial es «un negocio y tenemos que ser competitivos en la región». Al mismo tiempo advirtió sobre los riesgos del libre comercio y pidió “poner en práctica políticas y condiciones de producción”.
Alejandro Dujovne, investigador del CONICET y asesor del proyecto, aclaró que “otros organismos no se superponen con la creación de este instituto”. Remarcó la “importancia de la presencia del Estado” y señaló que “este instrumento no existe”.
En representación de la Cámara Argentina del Libro, Isaac Rubinzal se expresó acerca de las desigualdades culturales y el recupero del IVA, que es el «más importante de la cadena y preocupa en el interior profundo del país». Igualmente, planteó la relevancia del “papel activo del Estado”.
Rubinzal, asimismo, se centró en la cadena comercial, la logística, distribución y en generar mecanismos de demanda y el sostén del librero independiente.
Acompañaron la iniciativa el escritor Daniel Guebel; el editor, Daniel Divinsky; la directora de la fundación FILBA Gabriela Adamo; el librero Exequiel Lederkremer y representantes de la Cámara Argentina de Publicaciones.