por Miguel Córdoba
Teníamos el mejor equipo, estábamos invictos, un líder indiscutido… Sin embargo hicimos todo mal, erramos con los cambios, con la estrategia. Y así nos fue.
Si Usted es gallina y kirchnerista no pierda tiempo leyendo esto. Siga festejando. Si en cambio es gallina y oficialista, tómese unos minutos para reflexionar acerca del dolor que sufrieron los boquenses en diciembre. Luego siga festejando aquel triunfo para olvidar la derrota de anoche.
Si Ud. es bostero y oficialista muy probablemente hoy quiera pegarse un corchazo, pero no se desaliente. En el fútbol tal vez tenga revancha muy pronto, al menos en una semifinal de la Libertadores. En la política su equipo pierde 5 a 0 faltando 3 minutos de partido. Pero para que están los milagros?
El resultado de las PASO es tan lapidario que casi nadie se anima a mencionar la posibilidad de revertirlo en las próximas elecciones de octubre. Por eso la desazón hace que la mitad de los argentinos se pregunte cómo la otra mitad pudo votar a los kirchneristas y concluye que “este país es una mierda”.
Lo curioso es que lo mismo decían los kirchneristas sobre la otra mitad de argentinos que en 2015 votó a Macri. La conclusión sería que el país y todos los argentinos somos una mierda según la opinión provenga de unos u otros.
El verdadero sentir democrático debe reconocer errores propios y virtudes ajenas. Respetar la voluntad mayoritaria porque no existe mayor sabiduría que la que ella expresa. Y finalmente, nunca más subestimar el sentir popular ni sobrestimar el poder de los medios y de las redes sociales.
Y finalmente un humilde consejo: ahora a relajarse y seguir adelante. Y con fe. Al menos yo me acomodo para ver cómo el neokirchnerismo resolverá los gravísimos problemas que tenemos, (algunos dejados por ellos mismos) sin ollas que rascar, sin límite en la tarjeta de crédito y con un nivel de inflación que hace difícil pensar en aumentar el consumo vía emisión monetaria. Si resuelven esta ecuación, prometo votarlos para siempre. O al menos hasta que Máximo sea declarado emperador.
Lo único insoportable, impensable pesadilla, sería perder con River nuevamente.