El director General de la Agencia Federal de Inteligencia, Oscar Parrilli, dijo que «Stiuso adquirió más poder cuando volvió la democracia». Fue en el contexto de una audiencia convocada por la Comisión de Acuerdos del Senado este martes, donde expuso con motivo del pliego de su nombramiento enviado por el Ejecutivo.
Al finalizar la intervención del funcionario, el oficialismo en la Comisión de Acuerdos pasó a la firma el dictamen que será debatido en la sesión de la semana próxima.
“Desde el año 72 que ese hombre estaba allí y, con vergüenza, digo que adquirió más poder cuando volvió la democracia y se transformó en algo perverso para todos los argentinos”, agregó Parrilli en referencia a Stiuso.
“Todo lo que hemos encontrado en su accionar que tenga alguna apariencia de delito lo hemos denunciado”, subrayó.
Parrilli, quien estuvo acompañado por su segundo, Juan Martín Mena, aseguró que el concepto de la nueva Ley de Inteligencia es supeditar el “organismo a la conducción política, dejando de ese modo de lado la trayectoria que arrancó en la Guerra Fría y que derivó en organismos que formaban una estructura por encima de los mandatos constitucionales”.
Al respecto, ratificó que todos los directores generales, administrativos y operacionales pueden ser removidos por la nueva autoridad política que asuma en diciembre.
“No creemos en las estructuras de inteligencia por encima de los gobiernos”, afirmó y aseveró que no creía que “quede ningún director de la anterior gestión”.
Parrilli añadió que la misión que le encomendó la presidenta Cristina Fernández de Kirchner es la de “modernizar y transparentar la inteligencia en la Argentina”.
“La nueva Ley estableció que la inteligencia debe estar dirigida hacia aquellos hechos que podían afectar la seguridad de la Nación y del pueblo, como el terrorismo internacional, el tráfico de armas, la trata de personas, el narcotráfico, situaciones económicas o financieras que puedan afectar al país y la ciberseguridad”, enumeró.
Por otro lado, recordó que la AFI tomó el control en la Dirección Nacional de Inteligencia Criminal, que dependía del Ministerio de Seguridad, y la Dirección Nacional de Inteligencia Estratégica Militar.
Además, dijo que se le transfirió al Ministerio Público Fiscal la Dirección de Observaciones Judiciales, encargada de las escuchas.
“Las pinchaduras que se realizan en la Argentina deben hacerse con autorización judicial, incluidas las que ordena el organismo que nosotros conducimos”, enfatizó.
Al respecto, insistió en llevar “tranquilidad a los argentinos que desde los organismos de inteligencia no se hace inteligencia interna, salvo que se detecte la comisión de un delito”.
Parrilli también anunció que se comenzó a “revalorizar la Escuela Nacional de Inteligencia” y que se firmaron convenios con varias universidades nacionales públicas para contratar personal porque “creemos en una agencia de Inteligencia más de análisis que de operación”.
Finalmente, el vicedirector Mena indicó que se lleva a cabo “un cambio de paradigma” para “mutar el funcionamiento de los aparatos de inteligencia como lo están haciendo en todo el mundo”.
“No se trata de tener espías en la calle o de hacer seguimientos, sino de quién tiene los mejores equipos de análisis de la información”, resaltó.
FUENTE: TELAM