Las últimas encuestas realizadas por Zuban Còrdoba y Analogías muestran un panorama cada vez más sombrío, tanto para el oficialismo como para la oposición.
El informe de Zuban Córdoba señala: «En muchos de nuestros estudios anteriores veníamos advirtiendo que el fenómeno Milei se alimentaba esencialmente de una alquimia que incluía el malestar social generalizado con la política, las expectativas económicas frustradas y un componente no menor de “voto identitario”, movilizado por posiciones anti-feministas. Hasta hace algunas semanas, el fenómeno Milei lograba articular un discurso público que combinaba exitosamente esas tres fuentes. Pero era una alquimia peligrosa, que podía llegar a desestabilizarse ante la más mínima variación.
Nuestro último estudio nacional mostró que a Milei le llegó finalmente la hora de sumarse a la casta que tanto critica, compartiendo con ellos la que es posiblemente la característica común de toda la dirigencia política argentina en estos tiempos: un diferencial negativo en su imagen personal. La negatividad sobre el dirigente liberal creció más de 10 puntos en los últimos 30 días, mientras su imagen positiva se redujo de 47% a 41%.
El derrotero discursivo en el que el dirigente entró en las últimas semanas, importando al debate público argentino issues que tienen poca o nula pregnancia como la discusión sobre la portación de armas o la venta de órganos, probablemente expliquen su pobre performance de este mes. Eso, y el natural desgaste que cualquier figura sufre al someterse a procesos de sobre-exposición. En Argentina, tener el centro del ring es a la vez una bendición y una maldición. Lo dijimos en nuestro informe anterior: su fortaleza es también su debilidad.
(…) Sin embargo, Milei no está solo en lo que tiene que ver con el aumento de la negatividad. La mayor parte de la dirigencia sufrió un deterioro en su imagen en este último mes. Las discusiones internas que embargan a todas las fuerzas políticas seguramente tienen mucho que ver con eso. Mientras la política discute en los pasillos del poder, la ciudadanía de a pie mira esas discusiones desde las vidrieras de las redes y los medios, pensando en problemas mucho más llanos y cotidianos, como la inflación, la inseguridad o el retraso salarial.
Por eso, no sorprende que un 34% de la sociedad preferiría que el año que viene la Argentina sea gobernada por un partido o frente que no sea ni el Frente de Todos ni Juntos por el Cambio. El escenario de tercios existe independientemente de si el nuevo tercio es ocupado por alguien o no.
Esa también debería ser una señal de alarma para las dos principales coaliciones. En nuestro estudio nacional del mes pasado, surgió un dato que publicamos hoy: un 58% cree que un próximo gobierno post 2023, debe imponer medidas de shock para estabilizar la economía. Solo un 33% se inclina por el gradualismo.»
Por su parte Analogías señala «La base de apoyo del Gobierno Nacional presentó una leve recuperación en mayo respecto del mes anterior y permanece en torno a los 35 puntos de la muestra.
La imagen positiva del presidente Alberto Fernández se ubicó en 35 puntos, tres menos que el mes pasado, en el menor valor de la serie iniciada en diciembre de 2019.
En materia de expectativas económicas, el “optimismo” sobre la evolución de la economía se mantuvo en niveles constantes, alrededor de los 24 puntos, aunque mejorando en el margen levemente.
La política económica del Gobierno Nacional registró una desaprobación de casi el 70%. En línea, un 80% de los encuestados manifestó no percibir una recuperación de la actividad económica y los ingresos.
Respecto a la centralidad del problema de la inflación de precios que registra la economía, más de un 68% de los encuestados respondió que el Gobierno debería congelar los precios de los productos esenciales hasta fin de año.
Como observamos en los primeros apartados de este informe, la serie extendida de datos presenta una pérdida de volumen y de intensidad de la base de apoyo del Gobierno.
Pero ese fenómeno no debe confundirse con una aceptación mayoritaria y lineal de la agenda de la oposición de derecha en la Argentina, representada con matices por Juntos por el Cambio y el espacio de la ultraderecha.
Eso se puede observar en el perfil de las respuestas a una serie de preguntas que realizamos en este Monitor sobre las denominadas “reformas estructurales” y el régimen económico.
Por ejemplo, el 55% de los encuestados que estaban informados sobre el proyecto de recuperación de los fondos fugados y evadidos para ser calzados con el pago de la deuda al FMI respondió estar de acuerdo con la iniciativa.
El 57% también se manifestó de acuerdo con la política de moratoria previsional para incorporar al derecho humano de la cobertura previsional a aquellos trabajadores que se desempeñan en la informalidad.
Una mayoría de 46% respondió que NO acuerda con una eventual privatización de YPF, mientras que el 36% expresó que SI.
El 41% de los encuestados contestó que para acelerar la creación de puestos de trabajo formales debe hacerse una reforma laboral “con más o con los mismos derechos para los trabajadores” que los que existen actualmente; otro 18% respondió que no es necesaria ninguna reforma para ello. Sólo un 15% se expresó a favor de una reforma laboral para regular menores derechos para los trabajadores. Un inquietante 25% manifestó “no saber”.
Finalmente, el 50% dijo que la concentración y los monopolios son un problema para la economía argentina, mientras el 33% respondió que lo son “poco o nada”.
En síntesis, no vemos elementos para transformar de manera directa la insatisfacción mayoritaria respecto de las condiciones de vida en una consolidación de la agenda derechista.
Se trata de una agenda que obviamente tiene un margen de apoyo en el campo opositor al Gobierno pero que registra, en ese sentido, niveles mucho menores que su sobrerrepresentada presencia en el debate público.
El reverso de esta condición es la debilidad y falta de elocuencia programática del espacio peronista (por fuera de los limites de su debate interno), y su baja influencia para representar a una fracción de opiniones mayoritaria que, observamos, acuerda con las instituciones del derecho social, el rol del Estado y el régimen laboral de la Argentina.»