En el marco de la comisión de Asuntos Municipales, presidida por la diputada Ingrid Jetter (PRO), profesionales vinculados a la acción ambiental abordaron las redes de cooperación técnica, las políticas y los programas de gestión municipal que buscan mitigar los impactos del cambio climático en nuestro país.
En el marco de la comisión de Asuntos Municipales, presidida por la diputada Ingrid Jetter (PRO), profesionales vinculados a la acción ambiental abordaron las redes de cooperación técnica, las políticas y los programas de gestión municipal que buscan mitigar los impactos del cambio climático en nuestro país.
Al inicio del encuentro, la diputada Jetter resaltó, como objetivos centrales de la reunión, “otorgar diferentes herramientas e instrumentos a los municipios para la gestión del cambio climático, y, por otro lado, dar importancia en la agenda legislativa a la ´Cumbre Mundial de Alcaldes de C40´, que se va a desarrollar del 19 al 21 de octubre en la Ciudad de Buenos Aires”. Previo a conceder la palabra a los expositores, la presidenta de la comisión sentenció: “Los municipios son entidades autónomas, pero son la base nacional donde los intendentes, junto a los concejos deliberantes llevan adelante una gestión ambiental importantísima para la sustentabilidad de cada una de las ciudades de la Argentina”.
La ronda expositora fue iniciada por Francisco Resnicoff, Subsecretario de Relaciones Internacionales de la Secretaria General y Relaciones Internacionales del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (C.A.B.A.). En primera instancia, Resnicoff distinguió que Buenos Aires es la única ciudad argentina en integrar la Cumbre C40, “una red que tiene 98 ciudades adheridas, en base a una serie de requisitos estrictos, en términos de cantidad de habitantes e importancia demográfica relativa, pero que también exige un foco puesto en la lucha contra el cambio climático”. En ese sentido, el funcionario porteño señaló que en 2021 “la Ciudad pudo realizar su plan de acción climática gracias a un apoyo significativo de la red”.
Acerca de la edición que tendrá por sede a la capital de nuestro país – que implicará la presencia de 120 mandatarios comunales de todo el mundo -, Resnicoff adelantó que, “como anfitriones, decidimos la inclusión de ciudades que no son miembros, y pretendemos discutir una agenda con tres pilares; la recuperación verde y justa, un tema típico a nivel global, especialmente luego de la pandemia, para que la recuperación de la calidad de vida sea verde y justa; la idea de las ciudades de bienestar, la idea de que estén pensadas más en las personas y no en los autos, reduciendo la emisión de efectos de gases invernaderos; y tercero, el financiamiento verde, es decir, el compromiso para garantizar los proyectos para combatir y adaptarse al cambio climático y aumentar la resiliencia urbana”.
Por último, Resnicoff ponderó que el anfitrionazgo de C.A.B.A. “dio paso a un plan de involucramiento de ciudades argentinas, donde los más de 150 funcionarios municipales participantes debatieron una declaración de ciudades argentinas, con eje en la acción climática dentro de la agenda comunal, a presentarse en el Foro Urbano Federal de la Cumbre”. El funcionario espera que la declaración “pueda llegar al resto de los alcaldes globales que participen, y que sirva de insumo para que impacte en la agenda de la COP27 que es la reunión de cambio climático de los países, a desarrollarse en noviembre”. Al respecto, evocó como antecedente la iniciativa “Urban 20” del año 2018, “que empezó siendo ´la pata municipal´ del G20, una iniciativa propia de la Ciudad que vinculó a 38 municipios argentinos, pero que se transformó en un grupo oficial del foro”.
A su turno, el Presidente de la Asociación Civil Red de Acción Climática, Ricardo Bertolino, destacó la trascendencia de la Red Argentina de Municipios frente al Cambio Climático, “la primera que se organizó en América Latina, y que hoy, a partir de la firma de Libertador General San Martín, de Jujuy, somos 277 ciudades, donde viven alrededor de 20 millones de personas”. Bertolino explicó que “cada municipio de la Red tiene que elaborar su planificación climática, adecuarla al Acuerdo de París, que es alcanzar la carbono neutralidad en 2050, y reducir para 2030 la mitad de la emisión de gases de efecto invernadero”. En ese orden, detalló que “cada ciudad debe contemplar la mitigación, medir cuánto estoy emitiendo y qué lo emite, pero también la adaptación, es decir, cómo aumenta su resiliencia al cambio climático”.
Consecuentemente, Bertolino distinguió que nuestro país ocupa el primer lugar en la entrega de planificación climática a nivel global, con más de 300 inventarios de efectos de gases invernaderos entregados al comité del Acuerdo encargado de fiscalizarlo y validarlo, lo que incluso significó decenas de medallas en reconocimiento al mérito para decenas de municipios argentinos.
El cierre del encuentro correspondió a Alejandra Ramírez Cuesta, del Equipo de Investigadores de la Maestría en Derecho y Economía de Cambio Climático de la FLACSO- Argentina, quien basó su ponencia en los “manuales de acción climática en ciudades”: una producción conjunta entre la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales y el Gobierno porteño. Ramírez Cuesta puntualizó que los instructivos se proponen “una etapa de diagnostico y trabajo preliminar, en base a la importancia de los datos y la información para poder avanzar en la formulación de políticas de acción climática y en el monitoreo y evaluación continua; otra parte que aborda el rol de la Gobernanza y la participación ciudadana, donde se aprecia cómo la segunda es hoy parte de la primera; y por último, el proceso que implica la concreción de la política pública, para, a partir de los análisis, reformular los programas ambientales en curso, recalibrarlos e incluso, mejorarlos o escalarlos”.
Finalmente, la doctora planteó que “no es suficiente tener la voluntad política para avanzar con una agenda climática, porque existen los riesgos de que esta quede sujeta a un líder o a un grupo de personas”. En contrapartida, propuso que “el desafío pase por cómo se elaboran los planes de acción climática; cómo se abre a la participación multisectorial; cómo coordinar junto a otros actores, por ejemplo, las redes de municipios o gabinetes de acción climática, el establecimiento de agendas conjuntas, para avanzar en su institucionalización como un programa concreto, de modo que logre sostenerse como política a lo largo del tiempo”.