Tendrá por objeto delinear políticas públicas tendientes al fortalecimiento de la industria del libro en su conjunto. Expusieron legisladores, escritores y representantes del sector editorial en apoyo a la iniciativa.
Se presentó en la Cámara de Diputados el proyecto de ley de creación del Instituto Nacional del Libro Argentino (INLA), de autoría del diputado Daniel Filmus (FpV-PJ), que cuenta con amplio respaldo de distintos bloques legislativos.
Según sus fundamentos, el proyecto tiene por objeto fomentar y promover la actividad editorial argentina y todas aquellas actividades relacionadas con la creación, producción y comercialización del libro, así como contribuir a la ampliación del número de lectores mediante el fortalecimiento del acceso democrático, igualitario y federal.
“Creemos que los libros tienen que ser una política de Estado”, expresó Daniel Filmus durante la presentación de la iniciativa que cuenta con las firmas de más de veinte legisladores de los bloques Red por Argentina, Movimiento Evita, Justicialista, Somos, Cambiemos, Protectora y Frente Unidos por una Nueva Argentina.
El promotor de la norma destacó que “necesitamos el INLA, porque el libro es un derecho” y que “para garantizar la expresión de los autores y la promoción de la lectura, el Estado tiene que tener esta política activa”, argumentó Filmus.
Por su parte, Daniel Arroyo (Red por Argentina), señaló que “este encuentro representa el compromiso con la cultura”.
En el mismo sentido, Victoria Donda (Somos), destacó que “es obligación del Estado resguardar la palabra”, y por ello, “el INLA es una herramienta cargada de futuro”, dijo la legisladora.
Por último, José Luis Ramón (Protectora), refirió a que “en el interior es donde se expresa más la crisis del libro” y que “esta iniciativa garantiza la equidad, el acceso y el federalismo, y la participación democrática”, puntualizó el diputado.
Asimismo, el esquema propuesto para el INLA combina tres principios: representatividad sectorial y regional, gestión y ejecución de políticas, y eficiencia en el uso de los fondos públicos.
La representatividad sectorial y regional estará garantizada a través de un Directorio, una Asamblea Federal, y reforzada por el Consejo Asesor, que estará conformado por cinco escritores de reconocida trayectoria.
La normativa propone contribuir a la protección de los derechos de autor de los escritores, traductores y editores, mediante el cumplimiento de la legislación nacional y de las normas aplicables en los convenios internacionales. También promueve la presencia y circulación del libro a través de políticas de estímulo a la exportación y traducción de libros argentinos.
Por ello, este proyecto, también contó con el apoyo de escritores, investigadores y editoriales que consideran necesaria la preservación del libro.
La escritora Claudia Piñeiro, exhortó a que “el libro debe ser protegido, cuidado, para que llegue más allá de las fronteras”. Y, que “esta ley tenga un sentido federal, para que el libro sea accesible en todas partes del país y sea un buen ejemplo para la democracia”, manifestó la escritora.
El filósofo y escritor, Darío Sztajnszrajber, destacó que “hay convergencia de todos los actores involucrados para instalar en el Estado este nuevo espacio”. Y, reflexionó sobre la situación actual de la industria editorial: “Hay un mercado monopólico, falta de acceso generalizado y de promoción”.
La editora de literatura infantil y juvenil, Raquel Franco, señaló que “esta ley va a significar el crecimiento del sector” y la definió como “una política de desarrollo”. Además, reconoció que “sólo el 10 o 15% de los escritores pueden exportar, porque sin un apoyo institucional no hay posibilidad de instalarse y crecer en el sector”, afirmó Franco.
En el mismo sentido, Víctor Malumián, miembro de la Feria de Editores, definió este proyecto como “una oportunidad histórica”. Además, en su exposición mostró preocupación por la concentración editorial y el tema logístico e impositivo.
Por su parte, Daniel Guebel, escritor, periodista y guionista apuntó que “no hay construcción de realidad sin palabras, sin políticas de Estado”.
Desde el frente de apoyo a la ley de traducción autoral, Pablo Inder dijo que “es un milagro que sobreviva la industria editorial porque las reglas de juego cambian cada cinco minutos”. Y, solicitó apoyo para crecer en el nivel de traducción para “poder insertarnos en la industria mundial”.
En representación del sector comercial, Ecequiel Leder Kremer, director de la librería Hernández, expresó que “no debemos olvidar la tradición editorial en la Argentina”. A la que caracterizó por su independencia, como “un espacio de resistencia y como una herramienta que nutre el pensamiento crítico”, calificó Kremer.
A su turno, Carlos Díaz de la editorial Siglo XXl recordó la época en que la industria editorial argentina fue la más importante de habla hispana. “Es una buena ley, elaborada con perspectiva histórica y con contexto internacional, e incluye a todos los actores”, destacó.
Por su parte, Francisco Lohigorry, director editorial de la Universidad Nacional de Tierra del Fuego, mostró su apoyo a la propuesta porque “evidencia la función social de los libros”. “Trabajamos con la democratización en construcción de una ciudadanía plena”, aseveró y ponderó que “el carácter federal del proyecto es concreto y real”.
Por último, el secretario general del Sindicato Federación Gráfica, Héctor Amichetti, agregó que “la defensa del libro es la difusión del conocimiento”.
Además, acompañaron la presentación del proyecto el antropólogo, investigador y escritor, Alejandro Grimson; el editor de Ediciones de la Flor, Daniel Divinsky; los escritores Pacho O´Donnell, Luisa Valenzuela y Julián López, entre otros referentes del sector editorial.