Por Horacio Umbídez
No se puede creer la comedia de enredos a la que se auto sometió el TGR (Asis dixit). Un sainete que seguramente se encargó de escribir la soberbia, mientras que la música sin duda la puso la inexperiencia reinante.
La orden de acelerar los tiempos de la Reforma Previsional contra viento y marea, debe de haber salido del dueño del circo Y si no fue así, el funcionario que dio la orden ya debería estar de patitas en la calle o como mínimo, quedarse callado por un tiempo.
Dio vergüenza ajena ver conferencias de prensa o recorridas por TV de funcionarios o voceros legislativos que con un CD puesto por la comunicación política y de marketing, repetían como loritos que no saben otra palabra, solo violencia o los violentos.
Huelga decir que se notó demasiado que fue una orden urgente para salvar la ropa. Tanto que hasta los diarios de Yrigoyen jugaron partidas diferente. Basta leer los comentarios de Bonelli en Clarín sobre la trompada que le tiro Monzó a Moreau y compararlos con los mismos comentarios de Morales Sola en La Nación, en los cuales Moreau le tiro la trompada a Monzó.
Imposible no ver el desconcierto oficialista. Por más recorrida mediática que hagan o notas que escriban, es muy complicado perder o empatar de local un partido ya ganado en los papeles. Parecían el Flamengo y se notó.
Y por supuesto, ni hablar de la endeblez de un Gobierno en el cual un aliado les marca la cancha y los somete por twitter. Dicho sea de paso, con razón.
Sus intervenciones le ahorraron al oficialismo el papelón de un recuento de legisladores -ya lo había insinuado Graciela Camaño- que habría demostrado que no tenían quórum lícito, así como evitó tensar una cuerda cuya rotura tenía consecuencias imprevisibles por la militarización de las calles.
Pareciera que Exaltación de la Cruz es Puerta de Hierro. Y que Carrio, al igual que Perón, en muchos momentos de la historia, desorienta a propios y extraños con sus misivas contradictorias. O con una simple foto con Larroque, que hace ver alianzas que no existen y hacer creer a los que las ven, que una simple conversación sobre si hace calor o cuándo viene la lluvia refrescante, es una conspiración sinárquica para hacer caer mil demonios sobre la ya pesadísima tarea de gobernar.
Y todo esto para levantar el muerto que les dejaron, al que el gobierno agravó con el terrible error presupuestario y fiscal de la Reparación Histórica. No hay que olvidar que el pobre Dujovne transpira la gota gorda para tratar de arreglar semejante error de “mis ojos y mis oídos”. Si ya parecía testigo falso cuando lo anoticiaron del arreglo entre Pichetto y Frigerio que impulsó el famoso 70-30.
Mientras tanto sigue el festival de Lebac, la inflación altísima, decenas de ministerios de los cuales ni se sabe el nombre, el vaciamiento de la ANSES, los aprietes de la CGT, la Dirección Nacional de Transporte en Bicicleta, la ex SIDE sin pegar una (se enteraron por los diarios del quilombo en las calles?), los Jueces Federales demostrando su inmenso poder, el sistema financiero juntándola en pala, la gente sin guita o sin poder adquisitivo, la inoperancia, la falta de gestión, la cruda interna entre el Presidente y Rodríguez Larreta por represión si o represión no, entre otras cosas.
Seguimos contentos porque el mundo nos felicita pero no pone un mango salvo a tasas siderales, y mucho menos saca las trabas comerciales que supimos conseguir; Gils Carbó mantiene toda su línea de amanuenses en la Procuración al igual que Kicillof en Hacienda y en Finanzas, y cientos de cosa más casi imposibles de enumerar.
Solo nos faltaría un mensaje Presidencial informándonos que aunque no nos demos cuenta, la casa está en orden.