Por Raúl López
Advertencia: Los hechos analizados en este artículo deberían ser ficción y cualquier similitud entre Cambiemos y la Alianza son mera coincidencia o producto de la ineptitud de algunos de sus funcionarios.
A este gobierno no hay nada que le moleste más que lo comparen con el de De la Rua, pero no se privan de nada para menguar día a día la ya escueta credibilidad de Macri.
A la Dra. Carrio sólo le falta alquilar el salón del Hotel Castelar para dar un conferencia de prensa, pero démosle tiempo. Además de sus permanentes amenazas con romper la alianza, su «chachismo» va desde el despropósito de las propinas, hasta la “chicana” a los Radicales.
Contrariamente, los muchachos del llamado Club del helicóptero, no paran de buscar analogías con aquel gobierno, desde el acuerdo con el FMI (megacanje); la supuesta limpieza del estado elefante (13% de descuento) y ni hablar del desastre económico.
Cómo no comparar el empecinamiento de aquel gobierno en mantener la convertibilidad con la del actual en sostener la sensación de continuidad de una fiesta insostenible, a través de un engendro al que se bautizó gradualismo. Cómo no comparar la desorientación de un gobierno que pasó de Machinea a López Murphy y de éste a Cavallo con las marchas y contramarchas del actual gobierno?
Nuestra «alegría» por el acuerdo con el FMI duró nada. Todavía no nos llega la factura del ajuste pero ya sabemos por trascendidos que al FMI le parece insuficiente. Como dicen que dice Sergio Massa, a Macri se le terminó el verso de ser populista adentro y liberal afuera, y eso a la larga, los que te prestan la guita te lo hacen saber.
Todos coinciden en que debían hacerse ajustes, pero los están haciendo dos años y medio tarde. Todo a mitad de camino y mal hecho. Los descalabros heredados de De la Rúa terminaron con una devaluación monstruosa de una vez y para que sirva. Se licuaron pasivos para cimentar el futuro crecimiento y con las deudas, Dios proveería. De algún modo terminó funcionando. En cambio los desatinos de estos cracks de ahora, no tienen destino.
Este Gobierno se pasó de gradualismo, pequeñas devaluaciones que son inservibles y un despilfarro de dinero constante y sonante del cual no se tiene memoria. Si hasta el armador de la bomba, Kicillof, pareciera tener razón cuando señala que se hace todo al mismo tiempo y mal. Se usaron herramientas a la vez, que solo sirven para usarlas de a una y para esterilizar la otra; se elevaron las tasas a las nubes; se devalúo monstruosamente; se desmadró la inflación y además se perdieron reservas, todo al mismo tiempo. Para los anales de historia económica.
Pero para nuestra tranquilidad, este Presidente terminará su mandato como corresponde. Ni siquiera saldrá por el lado equivocado del escenario. Para empezar porque no creo que Tinelli lo lleve a su programa.
También es cierto que Macri siempre tuvo suerte y que del lado de sus contrincantes sigue habiendo un gran vacío. El Peronismo sólo puede mostrar un par de dirigentes capaces de hacerse cargo de representar a la oposición.
El actual Gobernador de Salta juega a ser una fotocopia de Macri y ya casi no tendrá tiempo de diferenciarse. Su estrategia será su perdición, porque quién querrá comprar una copia teniendo el original?
Sergio Massa, tal vez el mejor posicionado como opositor -al margen de Cristina-, carga con el estigma de sus derrotas en las anteriores campañas, tanto presidencial como senatorial, en las que su soberbia e inmadurez lo llevaron a perder hasta en su bastión, la Provincia de Buenos Aires. Es justo decir asimismo que cuenta con la ventaja de su pelea con Macri y varios y valiosos dirigentes que lo acompañan fielmente, desde lo técnico y lo político.
Felipe Sola, es un dirigente que los bonaerenses recuerdan gratamente como Gobernador, pero su posición en el debate del aborto lo dejó muy mal parado ante la Iglesia y sus fieles. No debe ser fácil cohabitar en los miles de pueblitos de la Provincia con el párroco en contra y sermoneando a la congregación todos los domingos. Un terrible error estratégico.
Desde Córdoba se perfila nuevamente De la Sota, eterno candidato presidencial al que le cuesta llegar, pero unos de los pocos que seguramente sabría domar a este potro que es la administración del país. Capacidad no le falta, pero votos si. Lo único que preocuparía al Gobierno es que fuera candidato a algún cargo electivo nacional por su Provincia, dado que le restaría muchísimos votos a Cambiemos en la presidencial. Su capacidad de daño en Córdoba está tan intacta como la de Cristina en Buenos Aires.
Nos queda el Senador Pichetto……. el “inoxidable”, término acuñado hace casi tres años por esta página. Será el candidato de la Liga de Gobernadores? Cintura política y experiencia le sobra, pero habría que ver si tiene ganas. Aparentaría sentirse muchísimo más cómodo en un rol de Vice, cargo en el cual sin duda lo querría cualquiera de los demás candidatos, del Peronismo o de quien fuera. Su talla y pergaminos son los ideales en ese metier.
Tal vez no corresponda considerarla dentro del peronismo, dado que como pronosticó Pichetto será candidata de Unión Ciudadana, pero con o sin alguna porción de peronismo, Cristina Fernández sigue siendo la opositora preferida del gobierno. La única que le asegura un triunfo al gobierno en un escenario de segunda vuelta. Por algo siguen apareciendo encuestas que la muestran a la cabeza de las preferencias electorales.
El espacio opositor hoy día lo ocupan mejor la CGT y la Iglesia. Curiosamente se verán en el doble rol de marcar profundamente sus disidencias con el Gobierno y además contener los estallidos sociales que, lamentablemente, se esperan cuando se profundice la recesión y no mengüe la inflación. Es insostenible, por ejemplo, que el 54 % de los niños sean pobres.
La clase política debería empezar a resolver esta cuestión urgentemente. O sólo se pensará, como dice Marcos Peña en su último reportaje, que ”Tenemos que pensar cómo seguir ganando elecciones”, lo que no sé si causa asco o pavura.