Por Horacio Umbídez
La estrategia del Gobierno de copiar sin disimulo la política de su antecesor; de profundizar lo más posible la división entre argentinos –que el mundo civilizado está desterrando-, sigue vivita y coleando en nuestro país.
El “se van y nunca volverán”, fue un racional grito de corazón de millones de argentinos contra las dictaduras militares. Pero sistematizar el método de la confrontación para crear la mística de ser dueños de la verdad absoluta y tapar sus dislates aberrantes -como hizo el gobierno anterior-, o para ganar una elección pedorra de medio término, como comenzó a hacer el actual, es ahora inaceptable. Nunca los incendios se apagan con nafta.
Los que suponíamos que la llegada de este Gobierno al poder sería un bálsamo que traería la suficiente paz y la templanza necesaria para remediar desde lo político, social y económico las profundas grietas que dejaron años de odio, deditos acusadores y atriles de enjuiciamiento, vemos con profundo desagrado que, en aras del comienzo de una campaña electoral, se vuelven a agitar consignas de división.
¿Desde qué laboratorio emanan estas “campañas”? Los hábiles en hacer creer lo que no es, inventan relatos y los usan para tapar lo ineficaz de su gestión. Demuestran fortaleza en los atriles para tapar inoperancias, errores y hasta ignorancia.
Lo que comenzó con Unitarios contra Federales, Peronistas contra Gorilas, liberación o dependencia y decenas de otras antinomias, hoy ha llegado al delirante climax del choripanes si contra choripanes no. Muy poco serio, pero altamente redituable para los alquimistas electorales, total ellos cobran por campaña, y los argentinos nos quedamos con el odio. Y así siguen pasando generaciones y oportunidades
Es necesario además agitar nuevamente los temores a un golpe de estado? Para movilizar y de ese modo “medir la calle”? Medirla para qué? Para salir a dar pelea? Contra quién o quiénes? Contra los fantasmas?
Los fantasmas que impiden una buena gestión y un mejor desempeño son la inflación, el desempleo, los negociados, los jueces que se pelean para cumplir el rol de nuevos Oyarbides, la inoperancia, las persecuciones, la improvisación.
Y contra eso sí debemos dar pelea, todos juntos, hombro a hombro, espalda contra espalda. Ahí está el verdadero enemigo desde hace muchísimos años. Y si no, esperen a ver el trabajo que están a punto de terminar Remes Lenicov y Dante Sica. Veremos claramente la verdad de los que nos pasa y que lamentablemente creíamos que podíamos empezar a superar.