Por Raúl López
A través de la extraordinaria investigación del periodista Lacunza -Director del Buenos Aires Herald y hermano del ministro de economía de Vidal- nos venimos anoticiando de otra nueva maniobra de la muy poco seria Laura Alonso, al frente de la Oficina Anticorrupción.
Ciertamente Alonso ha demostrado ser eficiente, dado que de sus “profundas” investigaciones, no salió absolutamente ninguna denuncia contra miembros de este Gobierno. Al contrario, solo salen “directivas” para tapar o amenguar el seguro paso de muchísimos funcionarios del más alto nivel por los pasillos de Comodoro Py.
Alonso viene atajando todos los penales y tirando la pelota afuera para mantener, hasta ahora, su valla en cero. Sin embargo parece difícil que a la denuncia del Dr Martinez Herrero, la pueda soslayar tan fácilmente como viene haciendo con las anteriores. Esta le pega directamente a ella por la contratación por casi un millón de pesos anuales de Sosa Lipriandi y Giúdice, titulares de la consultora de comunicación estratégica Consuasor, omitiendo que estos mismos cobraban por el mismo trabajo en los Ministerios de Justicia, Trabajo, Medio Ambiente y Defensa del PEN. Y que, por supuesto, la consultora tendría clientes particulares. Es decir que atendía a ambos lados del mostrador.
Por suerte para ella, además del silencio oprobioso de los diarios de Yrigoyen y todos sus satélites, resulta más altisonante el muy grave escándalo de los aportantes truchos a la campaña electoral de Cambiemos de los años 2015 y 2017. Es un alud incontenible, y no creo que resulten demasiado adecuados para pararlo, la carterva de “periodistas” que, al igual que los demás partidos políticos, le restan importancia. Que Scioli, que Pérez, que la mafia de los medicamentos, empleados de Tigre, etc, etc….se desgañitan, pero el hecho que el barro enlode a todos, no deja de ser grave para quienes se presentaron como el cambio. Por más vueltas que le den, por más justificativos que pongan, por más que intenten disfrazarlo o camuflarlo con la salida de una simple Contadora, están todos los máximos dirigentes hasta las manos. No por nada, el Turco Asis, llama al Gobierno de CABA el Maxiquiosco. Y a buen entendedor pocas palabras. Juego y quiosco. Obra pública y lapicera para adjudicarla. Solo falta lavarla, aunque fuera tan burdamente.
Como la nueva disposición del Papa sobre las Virgenes Consagradas. Parece que ahora nos alcanza con que no sean tan vírgenes, total, todo pasa. Así intentan hacer pasar lo de Laura Alonso.