Por Raúl A López
Apenas sabido que el Gobierno habilitó el tema del aborto, casi todos nos imaginamos, quizás con cierta razón, que era y es una cortina de humo para contrarrestar las pocas o nulas buenas noticias que vienen desde lo económico y desde las sucesivas investigaciones periodísticas, o desde Brasil. Mas concretamente sobre funcionarios como Caputo o Arribas.
Pasada la hojarasca del principio, un análisis más profundo y cierta imaginación nos permite ver algo más.
Mensurando los posibles votos en el Congreso de la Nacion y evaluando mas fríamente las chances del proyecto, creo que en términos futbolísticos se trata de esos empates abucheados por la tribuna, pero luego gozados por los equipos implicados porque les permite pasar de ronda.
Imaginemos el escenario que resultaría si la Ley no es aprobada o sólo se abreva en la jurisprudencia de la Corte Suprema en su ultima Acordada sobre el tema. Para el Gobierno es pura ganancia ya que, arma la consabida cortina de humo, logra instaurar una imagen progresista que hoy no tiene y además le da al Papa Francisco una victoria sobre los abortistas. Ergo, le entrega una solución en su propia tierra y libera a la Iglesia de ocuparse de un tema que no lo distraiga de su verdadera preocupación actual, que es el hambre y la pobreza.
Que las principales espadas del Gobierno se pronunciaran contra el aborto parece un contrasentido, pero sería la demostración de la teoría antedicha. Nada parecido al tratamiento del divorcio o el matrimonio igualitario, cuando los gobiernos de turno, llamense Alfonsin o Nestor Kirchner, pusieron todo el peso de sus gestiones para conseguirlos. Como se dice, toda la carne en el asador.
Todo indica en los conteos previos que la Ley no sale. Además inhabilita el tema por muchísimo tiempo. Qué mejor prueba de amor hacia quien es enemigo del Gobierno y solo saldría en su ayuda si corre algún tipo de riesgo, autoimpuesto o no, como ya lo hizo con el Gobierno de CFK. Esta estrategia, si es asi, oxigenaría al Gobierno de las penurias o múltiples desaciertos económicos, distrayéndonos hasta que todos los argentinos nos transformemos en Directores Tecnicos por mas de un mes largo. Luego, Dios proveerá.
Muchos pensarán que no existen cerebros tan brillantes en el seno del Gobierno como para armar semejante operación Maquivélica de altísima politica, pero no descartemos la posibilidad que atrás de todo esto haya algún estratega no comunicacional más pesado. Es decir un estratega bien, pero bien Grosso.
En este escenario se entiende la postura de la Iglesia Argentina, incentivando el debate sin salir a pegar a diestra y siniestra, y la actuación publica de los comunicadores políticos de este Gobierno al declararse abiertamente en contra de una Ley que ellos mismos sacaron a la palestra, mas allá de las advertencias de Emilio Monzó y el sonoro silencio de su lengua más filosa: la Dra Carrió.